sábado, 19 de abril de 2008

La globalización frente a las lenguas nativas

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La famosa "globalización" se está sirviendo de las lenguas dominantes para expandir sus arcas en todos los ámbitos, tecnologizando los medios de comunicación y sus herramientas, desterrando así las lenguas nativas de América Latina.

"No señorita, no. Que mi hijito hable español nomás. Después...". Intentaba decirle a la doña que su pequeño debería también hablar su lengua materna, su quechua, con orgullo. No entendía sus razones, yo le decía "pero al contrario, no tiene por qué avergonzarse". Esta pequeña conversación la sostuve con una lugareña de Incahuasi, un pueblo que está allí arriba, en lo alto de una cuesta, casi cerquita de Dios, en Lambayeque.

Los hablantes del shipibo o del aguaruna, del aymara o del quechua lambayecano prefieren que sus hijos aprendan el español para que no sufran, para que no los discriminen en la municipalidad del pueblo, para que sepan exigir sus derechos o para que simplemente tengan voz en algún rincón de sus olvidadas comunidades.

En la comunidad nativa de San Miguel algo similar percibí. En esta comunidad asháninka, mientras entrevistaba a una nativa, muchos niños se colocaron alrededor, observándome con mucha curiosidad, tal vez a mí o a mi grabadora. Iba conversando con mi informante cuando notaba que los pequeños se reían. Entre intimidados y traviesos, pregunté a una niña: "Qué está diciendo". Y me contestó en español: "Dice que aquí se mudó hace mucho tiempo". "¿Así?¿O sea que tú entiendes asháninka pero hablas español?". "Sí, ya solo los viejos hablan asháninka, a veces mi mamá me habla así".

Solo los viejos...cierto. Las nuevas generaciones deben ir de la mano con la modernidad, con los tiempos que exigen competitividad en las lenguas universales: inglés, español, ahora vamos por el mandarín...corre el rumor de que será la lengua del futuro.

Vamos. Qué lengua del futuro ni qué ocho cuartos. Ninguna lengua es más ni menos que otra. Ninguna lengua es mejor, más rica o más pobre, más elegante o más chusca...Ninguna lengua es clasista. Son los hablantes quienes las clasifican: "ésta es así y ésta es asá".
Las lenguas son sistemas de comunicación, que se rigen por una gramática universal, que se diversifica mediante la socialización.
Por tanto, todas sus diversificaciones están en todo su derecho de manifestarse y ser expresadas por sus hablantes, aún en los tiempos mezquinos de hoy en los que se intenta etiquetar a las lenguas vernaculares de impropias, incompetentes e ineficaces en nuestro mundo "civilizado y moderno".
Cuanto más conozcamos y apreciemos la diversidad de culturas y lenguas de nuestro país, más ricos seremos.

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