Echar un vistazo rápido a las calles, a las gentes, a los coches, a los semáforos y a cuanto yorkshire pasea de lado de su amo o ama es tan placentero como echar un vistazo a las hojas de una revista, libro, folleto, boletín o anuncio publicitario que se encuentre allí, en algún lugar, tentándonos, llamándonos a la lectura y al recorrido de sus letras, una a una.
Así que fiel a mi estilo, cogí una revista en una tienda de Atocha, donde se exhibían periódicos, libros y más artículos textuales.
Esta vez no paseaba de una hoja a otra por puro placer sino por una curiosidad particular. Buscaba un ejemplar de la revista PSYCHOLOGIES, que valgan sinceridades, iba a ser la primera vez que la adquiriría.
Mientras curioseaba entonces, no me había fijado en el gran letrero de papel puesto ante mis narices y sobre los textos, cuando vino un señor muy amable y me arrancó la revista que tenía en las manos.
-¿No sabe leer? -me dijo.
Entonces, cerrando la boca de asombro y desconcierto por su actitud, alcé la mirada.
"Prohibido ojear las revistas y textos de este puesto"
Cuando terminé de leer, una nueva curiosidad me rondaba.
"Prohibido ojear...".
Ojear sin h se refiere a cuando miramos a alguna parte, de forma general y rápida. Pero cuando esa mirada se hace mientras pasamos las hojas de un libro o texto "x", decimos que estamos "hojeando".
La relación es fácil: hoja-hojear.
No compré la revista Psychologies, pero me acerqué al vendedor tan afable y muy respetuosamente le dije:
-Si quisiera hojear, lo haría, porque, por lo visto, ni usted ni su cartel me lo están prohibiendo como debe ser.